Suave loma en un entorno de fáciles recursos acuáticos cuyo paraje estuvo ya habitado hace más de 4.000 años, en las fases calcolíticas, la Edad del Bronce. Pero, si por algo destaca La Mora es por una cavidad de cronología desconocida tallada frontalmente en roca a modo de “templete” o “ermita”. Se trata de un espacio de unos 1,5×1,3 m y cerrado a una altura de 1,70 m mediante una bóveda de cañón.
El acceso a la misma es dificultoso, pues se eleva a 1,5 m. del suelo debido, con toda seguridad a su antigüedad y a la erosión de la ladera. El interior está presidido por un pequeño altar y una hornacina, lo cual ha llevado a considerar popularmente que era un pequeño eremitorio de origen mozárabe donde se veneraría alguna pequeña imagen. Quizás asociado al lugar de La Moralexa, la aldea que fue geográfica y poblacionalmente germen de Villanueva de los Infantes. La construcción está declarada Bien de Interés Cultural.
Pero dicho lugar de La Mora también ocupa un importante lugar en el imaginario colectivo infanteño, pues también se ubica allí “El Trono” o “Caseta del Diablo”, todo un mito ancestral asociado a leyendas de aparecidas en la noche de San Juan.