Al final de la calle La Fuente, en el siglo XVI, existían unas huertas, las cuales manda comprar un librero afincado en Villanueva de los Infantes, llamado Miguel Morales, hombre rico y hacendado. Al final de sus días manda llamar al Bachiller Fernando de Coca, Presbítero de la Vicaria del Campo de Montiel, y requiere hacer testamento el día 23 de febrero de 1588.
Pide hacer una ermita bajo la advocación de San Miguel, para lo cual Miguel Morales dispone comprar la tierra necesaria para ello. Con los bienes que había dejado se edificase la ermita, y ordena que tuviese por medidas cien pies de largo por veinticinco de ancho, dejando para ello las dos fincas y con sus beneficios para su reparación y mantenimiento.
Tras la construcción se puso una imagen de talla de San Miguel, estofada y pintada de tamaño natural, nombrando por patrón de la ermita a San Miguel, y haciendo Cofradía y Cofrades y eligiendo mayordomos. Cuando el Visitador de la Orden de Santiago el año 1719 hace visita a la villa pasa a reconocer la ermita y así lo escribe en su libro de visitas.
Entonces se encuentra como mayordoma Dª Isabel Vara de Rey, mujer que fue de García Castellanos. Miguel Morales al no ser hombre hijosdalgo, sino rico hombre pechero, no tiene armas heráldicas en sus casas, por lo cual manda se pongan sobre las puertas de las ermitas las armas del gremio de libreros de la villa. Esta es la ermita que hoy conocemos de San Miguel, a la parte de levante de la villa, pero según la situación del pueblo en el siglo XVI, la antigua ermita estaría situada a unos quinientos metros más adentro del pueblo, ya que la calle de la Fuente, sólo llegaba hasta la huerta del convento de San Francisco, cuyas tapias estaban en lo que hoy conocemos como calle de San Isidro.